El 27 de octubre, los Casals de Ecuador brindarán un homenaje a Joaquim Forn

Texto: Gabriela Paz y Miño

Orgullo. Esa es la palabra que Marta Forn, hermana mayor del ex Conseller de Interior, Joaquim Forn, elige para hablar de su hermano. No dice “desesperanza”. No dice “angustia”. Tampoco dice “miedo”. Y aunque todos esos sentimientos se condensan sobre el tejado de su casa familiar, desde hace un año, cuando Joaquim Forn fue encarcelado, Marta habla de orgullo.

También dice: admiración. Y dice: convicciones. Y: valentía. Con esos y otros términos parecidos, ella perfila la figura de su hermano, uno de los protagonistas del procés,que el 27 de octubre del 2017 derivó en la declaratoria unilateral de la República de Catalunya (suspendida después por el Tribunal Constitucional español, el 31 de octubre del mismo año).

El temple y la estelada han sido siempre las banderas de esta familia que, como quizás pocos saben, comparte raíces catalanas y ecuatorianas. La madre de Joaquim Forn, Martha Chiariello Rosero, es ecuatoriana y, aunque vive en Barcelona desde hace 57 años, gran parte de su familia está repartida entre Quito, Guayaquil y Esmeraldas.

“Mi madre nació en Ecuador. Mi abuelo era italiano y mi abuela, de Colombia. Recién casados fueron a vivir en Ecuador. Mi abuelo emprendió en el sector textil y de tabaco, con mucho éxito”, cuenta Marta Forn. El destino llevó a su madre de visita a Catalunya y allí conoció a su padre. Después de un año de relación por cartas, él fue a Ecuador para casarse. La pareja volvió a Catalunya y allí tuvieron a sus hijos, entre ellos, Joaquim, que ahora tiene 54 años.

Aunque nacido en una familia tradicional catalana, la educación liberal y cosmopolita de los Forn permitió que toda esta generación familiar creciera con raíces fuertes y un gran amor a su tierra, pero también con antenas al mundo. Así se formó el abogado Joaquim Forn quien, desde muy joven,  supo que entregaría su tiempo y sus conocimientos a la causa de la república catalana.

De hecho, Forn, uno de los diez presos del procés,era una de las figuras que sonaba como candidato a la alcaldía de Barcelona, antes de aceptar el cargo de responsabilidad desde el que apoyó activamente la declaratoria unilateral de independencia. Ahora, en la cárcel de Lladoners, vive unas rutinas muy distintas, mientras escribe un diario en cuya primera página se puede leer: “Tinc por. Ho reconec”. (Tengo miedo. Lo reconozco).

El miedo, sin embargo, no ha mermado sus convicciones. Pese a enfrentar penas de treinta años, por el cargo de rebelión, Forn mantiene su ideario. “Els meus companys i jo no defallim. Si algun jutge o algun dirigent polític va pensar en algun moment que l’exili o la presó ens farien abdicar, renunciar a les nostres conviccions, s’equivocava de ple. Avui les nostres conviccions, el nostre compromís amb la llibertat de Catalunya és més ferm que mai”, escribe Forn.

Traducida, la esencia de sus palabras es la convicción y su ideario político, que resisten a la cárcel. También el compromiso con la causa de su vida: la independencia catalana.

Aun así, su familia no confía en la justicia española que, según su hermana Marta, ha construido todo “un relato grotesco” en torno a los acontecimientos que derivaron en la declaratoria de independencia. “Desde 2017 hasta ahora, hemos presentado incontables recursos, que se han desestimado. Mi hermano no ha robado, no ha matado. Lleva un año de prisión preventiva y enfrenta una pena de 30, solo por sus ideas políticas”, expresa Marta Forn. “Dicen que lo mantienen en prisión preventiva por el riesgo de fuga. Pero él volvió de Bélgica, sabiendo que iban a detenerlo. También dicen que hay riesgo de que vuelva a hacer política. Claro que sí, porque ser independentista no es un delito”.

Cuando la vida se pone difícil, los lazos familiares se fortalecen. Y la vida del político catalán, reconocido entre otras cosas por haber dirigido la investigación de los atentados terroristas de Barcelona (agosto del 2017), se puso muy difícil desde el 2 de noviembre pasado, cuando fue ingresado a prisión.

Ante la proximidad de su juicio, las voces que apoyan a Joaquim Forn, se multiplican. Y llegan desde tan lejos, como el Ecuador, el querido país de la madre de Joaquim, quien ahora tiene 84 años y padece Alzheimer.

El sábado 27 de octubre, en el Casal Catalá de Guayaquil –con participación de los de Quito, Cuenca y la ANC Equador- Joaquim Forn recibirá un homenaje. Será declarado Socio de Honor y sus “Escrits de presó” se presentarán al público.

Los ecos de estas voces lejanas ya han traspasado los muros de la prisión de Lledoners. “Este acto es especialmente importante para mí, porque convergen, Catalunya, mi patria, y Ecuador la tierra de mi madre. Dos realidades siempre muy presentes también en Barcelona, mi ciudad natal, donde vive una importante comunidad ecuatoriana”, ha escrito Forn en un mensaje que se leerá el día del homenaje.

“Mi hermano está muy agradecido”, revela Marta Forn. “Y muy conmovido porque al otro lado del mundo hay gente que lucha por la democracia y la justicia”.

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